Hace unos años viví en el puerto de Veracruz por un par de meses. Estudiaba sexto semestre en la universidad aquí en el D.F. y me fui de intercambio. Entonces era estrictamente vegetariana (diría mi hermana: "no vegetariana, lo que le sigue"), y me preocupaba mucho no encontrar opciones saludables para alimentarme. Pensaba que sólo iba a encontrar conchas con nata en el Café Jarocho... o tal vez eso era lo que mi inconsciente quería. Para mi sorpresa, encontré muchas personas interesadas en el cuidado del medio ambiente y de la salud.
Una de ellas es Guadalupe Hernández, conocida por la gente
como GAPO. GAPO es dueña del rancho ecológico Agua Escondida. Junto con
su familia, ahí siembra vegetales orgánicos con los que después hace harinas, panes,
galletas, jabones, champúes para el cabello, cosméticos y cuanta cosa se puedan imaginar. Sí, hasta cremas antiacné.
GAPO tiene una tienda en Xalapa, Manantial de las Flores,
donde vende sus productos. Yo me pasaba horas oliendo los jabones, leyendo las
etiquetas y husmeando; después me gastaba ahí el poco dinero que tenía. Como
dato cultural, Manantial de las Flores también distribuye sus productos en el
D.F.; yo los he visto en La Casa del Pan y en The Green Corner.
Para no hacerles el cuento (más) largo: un día mientras curioseaba, encontré arrumbado en una esquina un recetario impreso en hojas recicladas. Las tapas eran cartones de leche de soya recicladas. Lo compré de inmediato y me
encontré con un verdadero tesoro: las recetas que GAPO solía elaborar en su
restaurante El Pan Nuestro, que desafortunadamente ya no existe.
Una de mis recetas favoritas es la crema de cebolla. La he
probado en muchos restaurantes y, sinceramente, ninguna me ha gustado tanto
como esta. Como soy bien compartida, aquí la tienen. No tiene caso que se quede
encerrada en un libro.
Ingredientes
2 cucharadas de mantequilla o aceite de maíz
2 cebollas rebanadas
1 cucharada (yo le pongo 2) de harina integral de trigo
6 tazas de agua o caldo de verduras
Sal marina y nuez moscada molida
1 taza de crema o yogurt natural
croutones
1 taza de queso rallado
Sofreímos las cebollas en la mantequilla; tapamos y dejamos
suavizar por 15 minutos. Agregamos la harina y revolvemos. Añadimos el agua o
caldo y hervimos a fuego lento durante 30 minutos. Entonces licuamos (yo sólo
tomo una parte, me gusta que queden algunas cebollas enteras). Regresamos a la
olla y sazonamos; llevamos de nuevo a un hervor. Agregamos la crema o el yogur
y servimos con croutones y queso.
Para hacer los croutones:
Tomamos un par de rebanadas de pan integral, las cortamos en
cuadritos y los “barnizamos” con aceite de oliva (para eso podemos usar una
brocha de cocina o un aceite en spray), les añadimos ajo aplastado y hierbas de
olor. Horneamos hasta que se doren.
¿Y qué tal un cheesecake de fresas de postre?
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